Impresionante, un lujo. Sinceramente motivante, contagioso,
que ilusiona. Que promete dar varias alegrías y muchas emociones. Estamos
hablando de la gente del Tricolor que se hizo presente en Rosario. El equipo
todavía sigue siendo una materia pendiente.
Es que futbolísticamente Almagro por momentos tiene breves
apariciones. Pero solamente son escasas ráfagas. Ante un rival no muy vistoso,
el conjunto de Diego Trípodi se encontró con la ventaja sin hacer mucho mérito.
Poco duró la alegría, ya que el local igualó aprovechando un error defensivo.
En el complemento, el Tricolor salió sin ideas. Circulaba la
pelota, pero no iba a ningún lado. Aparecía algún intento de armar una jugada
por medio de Lucas Sparapani, aunque sin destino. Central Córdoba, que tampoco
demostraba mucho, se puso en ventaja con un error mas grosero que el tanto
anterior.
Es extraño el rendimiento de Almagro durante todo el torneo.
Porque cuando está necesitado, demuestra que tiene con qué hacerle frente a
cualquier equipo de este irregular torneo. Porque al igual que ante Colegiales
en Munro, tuvo que salir a buscar el resultado y lo logró luego de varios
intentos. Fue empate, pero como en varios partidos anteriores, quedó el gusto
amargo de que pudo haber sido mas, aunque Almagro terminó jugando con uno menos
por la lesión de Iván Makalic (ya se habían hecho todos los cambios), que junto
al desgarro del arquero Nicolás Peranic fueron las malas noticias de la tarde.
Como saldo positivo fue la gran convocatoria del público
Tricolor que fue local y le puso color a la nublada tarde rosarina, donde luego
de mas de cinco años sin poder ir a la cancha como “público visitante”, por un
ratito volvió la alegría.
La gente del Tricolor copó Rosario.
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